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martes, 10 de abril de 2012

Hice nacer amapolas

A las 6:10 vi Roma y extrañamente había niebla. Me pareció raro: generalmente la niebla le pertenece a Milano.
A las 6:12 aterrizó el avión. Una hora antes. Quizás por una falla técnica, quizás querían deshacerse de mí.
Pino me lo informó, lo escuché desde mi celular que es una porquería pero es lo que necesito que sea: cuatribanda.
Le dije que no estacionara, que el estacionamiento es caro y queda a cientos de metros de la salida del aeropuerto.
Decidimos mantenernos informados.
Y todo salió bien. Llegamos a la misma hora. Me esperaba en su auto, un diesel blanco. 
Tomamos el Grande Raccordo Anulare o GRA (classificato ufficialmente come A90, è l'autostrada tangenziale, senza pedaggio, che circonda anularmente Roma. Fuente: Wikipedia).
Todavía no era tiempo de papaveri (con acento tácito en la segunda a). Son esas amapolas silvestres y esdrújulas, color Tangerine Tango, que crecen por todos lados en Roma.
Le dije a Pino que siempre aparecían cuando yo llegaba: me esperan a mí porque yo espero verlas.
Le gané una apuesta: me debe 10 centavos de euro por cada papavero esdrújulo. Le perdoné la deuda porque perdimos la cuenta.
Aclaración: Pino es mi marido, ante Dios y ante la Ley. Nos casamos el 28 de marzo de 2009 en la Chiesa di Santa Costanza, sobre la Nomentana. Régimen bienes separados: no podemos firmarnos permisos para vender una silla.
Previamente vivimos en pecado desde 1998, creo. Pero Dios es bueno y nos perdonó. Hay pecados peores y Dios tiene cosas que hacer más importantes que castigarnos a Pino y a mí.


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