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sábado, 21 de abril de 2012

Adelita y el diablo del diccionario


Cuando escribió El diccionario del diablo, Ambrose Bierce aún no había conocido a la soldadera Adelita. En diciembre de 1913, el Gringo Viejo llegó a México por El Paso, Texas. En Ciudad Juárez se unió al ejército revolucionario de Pancho Villa y en Chihuahua se perdió todo rastro del escritor. Antes de irse a México, el 1ro. de octubre de 1913, escribió en una carta a un familiar: «Adiós. Si oyes que he sido colocado contra un muro de piedra mexicano y me han fusilado hasta convertirme en harapos, por favor, entiende que yo pienso que esa es una manera muy buena de salir de esta vida. Supera a la ancianidad, a la enfermedad, o a la caída por las escaleras de la bodega. Ser un gringo en México. ¡Ah, eso sí es eutanasia!».
Se piensa que Bierce murió en 1914 y que realmente conoció a Adela Velarde Pérez, a quien todos recuerdan por una canción:
Y si Adelita quisiera ser mi novia
y si Adelita fuera mi mujer
le compraría un vestido de seda
para llevarla a bailar al cuartel.
Y si Adelita se fuera con otro
la seguiría por tierra y por mar
si por mar en un buque de guerra
si por tierra en un tren militar.


Adela Velarde Pérez (o simplemente, Adelita) fue considerada, oficialmente, veterana de la Revolución y miembro de la Legión de Honor Mexicana, según el siguiente dictamen:
“La señorita Velarde es Veterana de la Revolución. Ostenta la condecoración del Mérito Revolucionario. Dedicó su juventud y su vida al cuidado de heridos y enfermos.”
“Como recompensa por los servicios prestados a la Revolución, se concede a la señorita Adela Velarde Pérez, pensión vitalicia de $750.00 mensuales”.
“H. Cámara de Diputados. México, D. F., 8 de diciembre de 1961”.
Adela Velarde Pérez recibió años después un homenaje como veterana de guerra. Aun así, esta gran Soldadera con el paso del tiempo fue olvidada y murió en la más completa miseria en los Estados Unidos, en 1971 (www.elmundodecordoba.com).
Mucho antes de eso, Adelita contrabandeó armas, municiones, víveres, información, flores silvestres y amores perdurables. Nunca, nunca, jamás se fue con otro. No tuvo vestido de seda pero igual bailó en el cuartel.
Si hubiera nacido más al sur, quizás se habría llamado Telesita.



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