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miércoles, 11 de abril de 2012

Yo vivo en Internet

Yo estoy en todas partes. I am fukin wherever. Io sono dappertutto. Tengo dos pasaportes y está en camino el tercero.
Pero no quiero ninguno.
Yo sólo quiero el pasaporte de Internet.
Ahí es donde yo vivo más.
No tengo un nombre en Internet. Sigo la antigua usanza: no age, no status, no location.
No digo edad, estado civil ni ubicación geográfica. Si me lo dicen, les cierro la bocaza con una cinta scotch.
En internet escribo todo, hasta la lista del supermercado chino, también pago mis cuentas, busco cómo viajar a cualquier parte, compro todo tipo de porquerías, converso con gente que conozco o no conozco. Y además: leo diarios, escribo notas, poemas, blogs, relatos, cartas a mis amigos y algunas cosas más.
Yo recuerdo la vida sin internet: no se estaba tan mal. Viajaba al campo con mis primas. Hacíamos rifas falsas para pagar el autobús. Cantábamos "Yo de mi barrio era la piba más bonita". Nos educaron en un colegio de monjas al principio. Después me pasé o me pasaron a uno estatal, mucho mejor. La Escuela Primaria Nº 4 General Don José de San Martín.
Tuve una amiga llamada Teresita, pero eso fue en la secundaria. Y milité en la UES, me salvé de una bomba. No hacíamos nada extraño: repartíamos volantes: pintábamos paredes con pintura en aerosol, tomábamos casas para salvar del desalojo a familias con hijos. Muchos desaparecieron sólo por eso. Yo me salvé porque me fui a México a vivir con mi tía Lily. Mi tía Lily me intercambió por su hijo Luis. Fue un trato justo.
Comenzaban los terribles 70 y Vinton Cerf creaba finalmente lo que luego llamaríamos Internet.
Cuando Internet llegó, yo ya estaba adentro.
Había entrado por la puerta del baño de Internet.
Y sigo en Internet: no encuentro la salida.
Me siento el Minotauro en su laberinto. Y Ariadna no aparece.





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